Baterías II (celda microbiana-casera & Deleuze)

Continuando con la investigación en la obtención de electricidad a través de materiales orgánicos, encontré algunos reportajes que hablan de cierto tipo de bacterias (Geobacter sulfureducens) que mediante su acción convierten la energía química, almacenada en un compuesto orgánico, en electricidad.

Dicha bacteria fue descubierta 20 años atrás por la Universidad de Massachusetts, quienes experimentaron almacenando en un recipiente agua proveniente del océano en conjunto con sedimentos orgánicos, utilizando cable eléctrico común y 2 electrodos de grafito, uno enterrado en el sedimento y el otro flotando en el agua, se produjo un intercambio de electrones.

Las Geobacter toman los compuestos orgánicos que encuentran en el medio que habitan y los metabolizan; al hacerlo, liberan electrones, a través de una especie de "nanocables", que tienen la función de conducir la electricidad. Las Geobacterias pueden desarrollarse en ambientes faltos de oxígeno sustituyendo su uso por el del hierro presente de forma natural en los suelos. Las Geobacterias pueden también sustituir el hierro por una sustancia no natural, como el electrodo de grafito. Esto dio pie a las llamadas celdas de combustible microbianas [pilas biológicas].

En la celda de combustible microbiana, se produce energía mediante la acción de las Geobacter, donde los electrones pasan a un ánodo, el electrodo positivo de una célula electrolítica, provenientes del cátodo, electrodo negativo de una célula electrolítica, a través de un cable, produciendo una corriente eléctrica.

Durante un tiempo me dediqué a observar varios experimentos, desde los materiales hasta la forma de poner en relación ánodo y cátodo, posteriormente decidí construir una celda con los elementos y el ambiente que estuvieran a mi alcance, ya que muchos de los experimentos requieren de materiales que superan mis posibilidades.

En la primer celda, para conformar el electrodo, empleé el grafito de un lápiz común suspendido en agua con sal - ya que en pruebas anteriores el agua con sal en relación con el vinagre y dos electrodos metálicos como bronce y zinc generaban una tensión no poco significativa pero rápida en extinguirse-. Para el ánodo empleé una solución hecha con bastante levadura para pan que en su interior guardaba un electrodo igualmente formado por grafito en un ambiente anaeróbico, de este experimento no obtuve mayores resultados en cuanto a cuanto a tensión se refiere, sin embargo dió pie a la siguiente celda.




Sustituí el grafito por una hoja de papel carbónico




igualmente suspendida en una solución bastante salada haciendo las veces de cátodo.


El ánodo quedó constituído de la misma forma sólo que en esta ocasión lo coloqué dentro del cátodo. Ambos electrodos fueron sujetados por un alambre de cobre de donde se podía medir la tensión provocada, dió como resultado una tensión que inició en los .20 volts y que en los siguientes días se incrementó paulatinamente hasta estabilizarse a los 16 días entre los .37 volts y los .44volts.



Celdas construídas



Con el paso del tiempo, un mes y medio, las celdas han disminuido su capacidad de generar tensión pero continúan funcionando, ya sea de manera individual o puestas en serie.




Este ha sido de los experimentos que me han resultado más prolíferos en la búsqueda, he conseguido agudizar en la observación de los materiales en conjunto con la electrónica, también tuve que hacer una visita tanto a conceptos como a materiales y su capacidad de recibir o transmitir electrones. La observación cotidiana del fenómeno me trajo varios conocimientos que aún están latentes en la forma que serán empleados dentro del proyecto. Una situación que me generó especial interés fue constatar como al cabo de un tiempo el material cambia de forma, olor y posición inicial, lo pude observar directamente en la sal disuelta en agua que fue trasladándose y reforzando su estado sólido.

En esta imagen se observa la punta del cable cubierta con sal:



La sal fue recubriendo la parte que cubre al ánodo:



Detalle del registro:



Este fenómeno me devuelve a los puntos que generaron la búsqueda de una situación en donde los elementos se relacionen entre sí a través de su propia naturaleza y que sea a través de dicha relación la forma de abrir paso a la generación de un proceso, que llamé, pictórico.
(mejor expresado en el primer blog: www.paisajesmutantes.blogspot.com).

Al poco tiempo de establecer el vínculo encontré este texto en las clases de cine que Deleuze dictó y que la editorial cactus titula CINE I, Bergson y las imágenes:

“Salgo, no importa cuándo ni cómo. No hago una traslación en el espacio así como así. ¿ Por qué es producida mi traslación en el espacio? Cuando la noche cae, salgo. Se trata de un cambio en el Todo. Ustedes me preguntarán qué es ese Todo. Pero vamos muy lentamente. Se trata de un cambio asignable como afección del Todo. El Todo de la ciudad, el Todo de la jornada, el Todo del campo me llama a la traslación, al punto que mi traslación no hace más que expresar ese cambio en el Todo. Habría que decir que un cambio asignable en el Todo es como la razón suficiente del movimiento de traslación. Es el disipador del movimiento.
Corro habiendo visto una comida, teniendo hambre. Traslación en el espacio que implica qué. En términos de física, para volver nuevamente a la física, es exactamente como si pudiera asimilar mi hambre y la comida a una diferencia de potencial. Una diferencia de potencial se caló en un Todo, es decir, en el conjunto de mi campo perceptivo. Una diferencia de potencial se caló en mi sensación de hambre y la percepción del objeto-alimento. El movimiento en el espacio encuentra su razón de ser en esta diferencia de potencial, puesto que se propone, precisamente, una suerte de igualación potencial en el sentido de que absorbo el alimento. En ese momento, otra diferencia de potencial se calará en el Todo. Habré ido de un estado del Todo a otro estado del Todo”.